Así fue la cita secreta entre Feijóo y Abascal: ‘pacto de no agresión’ y acelerar acuerdos autonómicos
El encuentro, que terminó conociéndose, estaba previsto ya desde antes de las elecciones del 23J
En la reunión secreta celebrada el pasado miércoles en Madrid entre el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el de Vox, Santiago Abascal, se puso sobre la mesa un pacto de no agresión entre ambas formaciones de cara a mantener con vida la posibilidad de un acuerdo de investidura para desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Un acuerdo para que ambas formaciones enterrasen los reproches tras el 23J y sentasen las bases de un núcleo de centroderecha desde el que construir una mayoría parlamentaria. También se puso sobre la mesa la «urgencia» de que los gobiernos autonómicos de coalición comiencen a funcionar para enviar un mensaje de unión y «utilidad».
Ambas formaciones han mantenido celosamente la discreción sobre los detalles del encuentro y lo que hablaron en él los líderes de PP y Vox. La reunión secreta se celebró en un hotel madrileño al que los presidentes de ambas formaciones accedieron directamente por el garaje a un reservado ajeno a miradas curiosas.
Pese a las precauciones tomadas, el encuentro terminó trascendiendo. Génova lo negó este lunes en boca de la portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, y fue el vicepresidente de Acción Política de Vox, Jorge Buxadé, quien lo confirmó, certificando que la reunión se había producido aunque sin dar «ni un sólo detalle más», explican fuentes de la formación de Abascal.
La reunión no fue improvisada: ambos líderes habían acordado durante la campaña que debían verse en persona una vez que pasasen las elecciones, y sus equipos se emplazaron a fijar una fecha concreta una vez conociesen los resultados. Según estas fuentes, la cita se agendó el pasado lunes, horas después de confirmarse que ambas formaciones no sumaban por sí mismas para investir a Feijóo y apenas 48 horas antes del propio encuentro.
Gobiernos autonómicos
Sobre la mesa del encuentro se puso también la idea de que allí donde PP y Vox gobiernan en coalición tras el pasado 28M, como Extremadura o la Comunidad Valenciana, se ponga en marcha cuando antes la maquinaria legislativa. Es decir, que los cambios respecto a los anteriores gestores empiecen a fructificar y a hacerse visibles.
De esa forma, entienden ambos partidos, se puede enviar un mensaje claro sobre los beneficios que puede traer un acuerdo PP y Vox, alejados de la imagen de cierto enfrentamiento que surgió del 23J. Un mensaje de «utilidad» y de capacidad de trabajo conjunto de ambos partidos. Algo que aún no se ha materializado al encontrarse las dos formaciones centradas hasta ahora en la campaña del 23J.
«No agresión»
Pero el asunto nuclear de esa reunión secreta, según aseguran a OKDIARIO fuentes que conocen detalles del encuentro, fue el análisis de los resultados del 23J y el estado en que quedaba el bloque de centroderecha tras los comicios. Un resultado que aboca a buscar apoyos de los cinco diputados nacionalistas vascos del PNV, del de Coalición Canaria (CC) y del de Unión del Pueblo Navarro (UPN). La suma de 176 diputados.
Pero lo verdaderamente significativo que se puso sobre la mesa en ese almuerzo -aunque algunas fuentes aseguran que no hubo comida como tal- fue un «pacto de no agresión» entre ambos partidos para evitar que el resultado del 23J se convirtiese en un arma arrojadiza entre ambos. Que las acusaciones cruzadas de haber boicoteado la campaña del contrario, que ya circulaban en la prensa desde las horas posteriores al fin del escrutinio, debían zanjarse cuanto antes si el objetivo aún era sumar una mayoría parlamentaria. Tarea muy difícil que se tornaría en imposible si PP y Vox se sumían en un clima de hostilidad manifiesta. Ambos coincidieron en la necesidad de «no hacer sangre» y mostrarse desunidos ante sus votantes.
En ese encuentro, Abascal le trasladó a Feijóo lo mismo que ya había verbalizado la misma noche del 23J: las llamadas al voto útil, los ataques a Vox desde ciertos entornos del PP y desde algunos medios afines a Génova, y las encuestas sobradamente optimistas que daban por sentado el cambio de Gobierno fueron el detonante para que la campaña no lograse el objetivo de desalojar a Sánchez. Cuestiones de estrategia que, al parecer de Vox, Génova debería revisar en un futuro si finalmente el bloqueo conduce a unas nuevas elecciones.
El PP lo ocultó
Unas horas antes de revelarse ese encuentro, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, había sido preguntada expresamente durante la rueda de prensa en Génova por si se había «cursado una invitación para el diálogo con Vox», como este domingo hizo Feijóo con la carta remitida a Pedro Sánchez.
Gamarra se limitó a responder lo siguiente: «Cuando haya algo que trasladar en relación a los contactos que haya podido haber con otras fuerzas políticas lo haremos con absoluta transparencia como lo hemos hecho con el PSOE, pero a día de hoy no tenemos nada más que trasladar y sólo valoramos aquello que tiene capacidad de ser valorado como es la carta que remitió Pedro Sánchez al presidente del PP diciendo que está de vacaciones». «No tenemos nada, no hay ninguna noticia ni novedad en relación a los contactos con otras fuerzas políticas», reiteró.
Insistida sobre los «contactos» con Vox, Gamarra volvió a asegurar: «Cuando tengamos algo que comunicar y se den algunos pasos seremos transparentes, la gran diferencia entre Feijóo y Sánchez es que con nosotros no hay pactos ocultos ni conversaciones que no puedan contarse, todo puede hacerse y se hará de cara a los españoles. No hay nada nuevo y nada tenemos que trasladar».
Ataque del PSOE
La ministra de Educación, Pilar Alegría, ha sido una de las encargadas de agitar en las redes el hecho de que ni PP ni Vox quisieran desvelar lo que hablaron Feijóo y Abascal. «Aclare a todos los españoles los detalles de esa reunión secreta con Vox», decía en las redes la todavía titular de la cartera de Educación. Y añadía una advertencia al PP: «No se escondan. Sabemos que se avergüenzan de las fotos con su aliado Abascal, pero luego acuerdan recortes de derechos allí donde gobiernan sin contemplación».
Para acallar las críticas de Alegría, Cuca Gamarra ha utilizado también las redes para responder a la ministra. Y lo ha hecho de una forma bastante contundente: «Tranquila Pilar, que no se habló de ningún referéndum de autodeterminación», empezó su mensaje Gamarra en referencia a la petición que desde el independentismo catalán y vasco se va a poner sobre la mesa en la negociación para investir a Pedro Sánchez. Gamarra retaba a Alegría: «A ver si tú puedes decir lo mismo de estos contactos con Bildu».